En la vasta historia de la medicina, se entretejen relatos que van más allá de la mera ciencia, historias donde la pasión, el servicio y la devoción convergen para dar forma a carreras excepcionales. En esta ocasión, tuvimos la oportunidad de escarbar dentro de la vida de un médico cuya trayectoria ejemplifica a un hombre cuyo corazón late tanto por la cura de los cuerpos como por la poesía del alma.
Nuestro protagonista, formado en los rigores de la España de mediados del siglo XX, recibe su educación médica en la prestigiosa Universidad Complutense de Madrid durante los años turbulentos del régimen de Francisco Franco. Allí, entre libros de anatomía y largas jornadas en el aula, germina su pasión por la medicina, una pasión que pronto se convertiría en su propósito de vida.
Con la juventud en su espalda y el conocimiento en su mente, regresa a su Perú natal, decidido a servir a su país, a su gente. Y así lo hace, con fervor y entrega, primero en la ciudad de Trujillo y luego en la bulliciosa Lima, donde su destreza y conocimiento le abren las puertas del Hospital del Niño, un bastión de esperanza para los más jóvenes.
Pero su camino no se limita a las paredes de un hospital. A través de sus escritos, nuestro médico trasciende las fronteras de la consulta para compartir su sabiduría con generaciones futuras. Cinco libros, cada uno un testimonio de su dedicación y amor por la pediatría, Fluidoterapia dirigida en el niño, Lactancia Materna, El Shock en el Niño, La Salud Mental del Niño y Nutrición Humana son su legado al mundo médico.
Pero más allá de la medicina, se encuentra su amor por las letras. Influenciado desde temprana edad por la poesía de grandes como César Vallejo, nuestro médico encuentra en las palabras una forma de expresar las emociones que residen en lo más profundo del ser humano. A través de sus versos, retrata la vida en sus múltiples facetas: el amor, la soledad, la belleza y la nostalgia de su tierra natal.
Y en este caleidoscopio de experiencias, se revela su profundo respeto y admiración por la mujer. Reconoce en ella no solo el poder de la maternidad, sino también la esencia misma del humanismo. Para él, la mujer no es solo la portadora de la vida, sino la guardiana de la calidez, la empatía y la poesía que habita en cada uno de nosotros. En sus escritos, la mujer adquiere un lugar central, como musa, como amante, como compañera de vida y de sueños.
Así, en la obra y la vida de este médico, se entrelazan la ciencia y el arte, la cura del cuerpo y del alma, el servicio a los demás y la expresión de lo más profundo del ser. Su legado perdurará en las páginas de sus libros, en los corazones de aquellos a quienes atendió y en la memoria de aquellos que conocieron su pasión y devoción por la medicina y la poesía.
En un mundo donde la medicina a menudo se reduce a diagnósticos y tratamientos, la historia de este médico nos recuerda que detrás de cada bata blanca hay un ser humano con sueños, pasiones y un deseo ardiente de hacer del mundo un lugar mejor, un paciente a la vez.
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