Si vas a afrontar una reforma en tu casa, ficha estos prácticos y útiles consejos para que todo vaya sobre ruedas, permitiéndote disfrutar del proceso, y especialmente, del resultado final, ¡sin sorpresas desagradables!
Afrontar una reforma en el hogar no es tarea fácil. Tanto si acabamos de mudarnos y queremos rehabilitar el espacio a nuestro gusto, como si lo que queremos es cambiarle la cara a nuestra actual vivienda para adaptarla a nuevos gustos y necesidades, realizar reformas plantea una serie de dificultades que, bien planteadas de inicio, se pueden minimizar para que podamos disfrutar de nuestro nuevo hogar sin sobresaltos y en el plazo previsto.
1. Imagina tu nuevo espacio.
Lo primero que debemos hacer antes de emprender una reforma es imaginarnos cómo queremos que sea nuestra nueva casa: si necesitamos más espacio, si queremos tener más luz natural, si nos gusta más un estilo clásico o por el contrario apostamos por otro más moderno, si precisamos de mayor funcionalidad… En definitiva, tener claro lo que queremos lograr con esa reforma.
Además, confecciona una lista con todos los elementos de los que quieras prescindir (puertas, tabiques, etc). Hay que comprobar si realmente podemos prescindir de ellos con un plano real de la casa. En ocasiones no es posible realizar cambios debido a la presencia de muros de carga, columnas o vigas que no puedan ser eliminadas.
2. Permisos y licencias.
Antes de comenzar cualquier obra en casa, consultaremos con el Ayuntamiento de nuestra localidad para informarnos sobre los permisos y licencias que necesitaremos. Estos documentos dependerán de si realizamos obras menores (reformas en cocinas o baños, cambios de revestimientos, instalaciones…) o bien obras mayores (que afectan a la estructura del edificio, a la fachada o a los elementos comunes).
3. Solicita varios presupuestos a profesionales con referencias.
Para que el resultado de la reforma sea satisfactorio, es muy importante contar con profesionales acreditados y que cuenten con un seguro de responsabilidad civil profesional que les cubra en caso de accidente. Contar con buenos profesionales garantizará que la obra se realice correctamente, además de poder conseguir materiales más económicos, pues suelen adquirirlos en almacenes de la construcción donde sólo se permite la venta de material a profesionales del sector.
También es recomendable solicitar varios presupuestos desglosados por partidas: albañilería, electricidad, fontanería, sin olvidarnos reservar un margen de aproximadamente el 15% sobre el total para posibles imprevistos que puedan surgir.
4. Fijar una fecha de finalización de la reforma.
Una vez seleccionado el presupuesto que más se ajusta a nuestras necesidades, es recomendable fijar por escrito una fecha de finalización de las obras. Si se supera esta fecha, podemos reclamar una penalización al responsable de llevar a término la reforma.
Además, es importante tener en cuenta que muchas veces las obras afectan a estancias de la casa que utilizamos a diario, como puede ser el baño o el dormitorio. Por este motivo lo ideal es realizar todas las intervenciones en periodos de vacaciones o tener previstas posibles alternativas, mientras dure la reforma.
5. Informa a los vecinos.
Una reforma no solo puede ocasionar molestias a quien las realiza, también puede ser motivo de disputa con los vecinos. Pese a que las obras que no alteren la seguridad, estructura o configuración exterior del edificio no requieren autorización por parte de la comunidad, siempre es recomendable que estén informados para evitar malentendidos.
6. ¿Dónde guardo mis cosas durante la reforma?
Durante la obra, probablemente necesitemos sacar de casa muebles, libros, electrodomésticos, ropa, calzado… ¿Y dónde guardamos todas esas cosas? Si cuentas con una segunda vivienda podrás guardarlas allí provisionalmente, aunque la opción más segura y cómoda es trasladarlas a un trastero de alquiler.
7. Revisión final de la reforma.
Una vez terminadas las reformas, es conveniente realizar una revisión final de las mismas para comprobar que todo lo incluido en el proyecto se ha llevado a buen término, revisando además, que todas las instalaciones (fontanería, electricidad, gas…) funcionen correctamente. Si es así, ya podemos realizar el pago final de la obra y prepararnos para disfrutar de nuestro nuevo hogar.